• De gran tradición, esta expresión popular se fortalece como Patrimonio Cultural del Estado
La majestuosidad de la Procesión del Silencio, en su edición número 70, recorrió esta noche la calles del Centro Histórico de la capital potosina, ante la presencia de miles de espectadores que se dieron cita para atestiguar la celebración de fe que forma parte del Patrimonio Cultural del Estado y que este año fue posible gracias al impulso del Gobierno del cambio que sumo a diversos sectores de la sociedad.
En representación del Gobernador Ricardo Gallardo Cardona, acudió la titular de la Secretaría de Cultura (Secult), Elizabeth Torres Méndez, quien encabezó el paso procesional en compañía de la titular de la Secretaría de Turismo (Sectur), Aurora Mancilla, el titular de la Secretaría de Educación de Gobierno del Estado (SEGE), Juan Carlos Torres Cedillo, el oficial mayor del Gobierno del Estado, Noé Lara Enríquez y el padre Alejandro Vallarta, Superior del Templo del Carmen.
En la manifestación cultural participaron 32 Cofradías integradas con dos mil 800 personas que recorrieron las principales calles del Centro Histórico, comenzando en el templo del Carmen, continuando por las calles de Villerías, Universidad, Aldama, Galeana, Independencia, Venustiano Carranza, Francisco I. Madero, 5 de mayo, Venustiano Carranza, Jardín Hidalgo y Manuel José Othón, regresando al punto de partida.
Esta manifestación cultural inmaterial representa el vía crucis viviente de la Pasión y Muerte de Cristo y es una de las más importantes del mundo. La columna procesional se integra por más de treinta cofradías que, durante su paso, transmiten el sentido religioso del pueblo; cada una de ellas lleva una imagen que representan los cinco misterios dolorosos y uno luminoso, así como las 14 estaciones del vía crucis plasmadas en imágenes que pesan hasta dos toneladas.
Los integrantes de cada cofradía portan atuendos de los colores alusivos a la parroquia que representan y está conformada por nazarenos, cofrades (encapuchados), damas de rebozo, costaleros (quienes cargan imágenes religiosas), horquillaros (llevan los bastones de descanso) y para acompañar el silencio de luto también hay saeteras, pregoneros y bañaderos, quienes se posicionan en balcones de edificios emblemáticos del centro histórico.