
A través del trabajo colectivo podrá visibilizarse la labor de las mujeres en la ciencia, aseguró la antropóloga Dra. Rosío Córdova Plaza, investigadora Emérita del Sistema Nacional de Investigadores de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti), al impartir en la Facultad de Ciencias de la UASLP la conferencia “La Invisibilidad de las Mujeres en la Ciencia”.
La también integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) planteó al público si conocían nombres como Trota de Salerno, quien en el siglo XII ocupó la cátedra de la escuela médica de la Universidad de Salerno, o Herrada de Landsberg, autora de una enciclopedia pictórica en la misma época.
La especialista recordó que, a lo largo de la historia, numerosas mujeres han recibido poco o nulo reconocimiento por sus aportaciones, sin importar el área, en contraste con sus pares masculinos. En su experiencia, donde ha coordinado alrededor de 15 proyectos internacionales, reiteró que las jóvenes deben exigir espacios de participación en los sectores donde se desempeñen, de manera que el ámbito femenino esté presente en la toma de decisiones, las mesas de ponencias y los jurados, buscando siempre mayor equidad.
La doctora Córdova Plaza señaló que la invisibilidad de las mujeres se remonta a la antigüedad, desde los filósofos griegos hasta Freud, quienes sostenían discursos que limitaban las capacidades femeninas y generaron percepciones que aún afectan tanto a la ciencia como a la sociedad.
Un ejemplo de esta falta de reconocimiento es el de la genetista estadounidense Nettie Stevens (1861-1912), quien descubrió la existencia de dos tipos de cromosomas sexuales, X y Y, publicando al mismo tiempo que su colega Edmund Beecher Wilson. Sin embargo, fue él quien recibió la mayor parte del crédito, pese a haber consultado los trabajos de la investigadora.
La conferencista instó a reflexionar sobre los modelos de científicas y científicos que se presentan en los libros de texto y en la vida familiar, con el fin de generar referentes más equitativos.
Finalmente, reconoció que, aunque la presencia femenina en las ciencias duras está creciendo y cada vez más mujeres ingresan a las áreas STEM (Ciencias, Ingeniería y Matemáticas), persisten obstáculos que implican sacrificios personales, como dejar de lado responsabilidades familiares y domésticas, en un entorno aún dominado por estructuras patriarcales.