El doctor Fernando Díaz Barriga Martínez, investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) e integrante del Grupo Universitario del Agua, destacó la importancia de que las empresas dedicadas a la potabilización de agua en San Luis Potosí cumplan con las normativas establecidas para garantizar que el líquido esté libre de neurotóxicos.
En entrevista, el investigador de la UASLP reveló que la universidad ha llevado a cabo estudios sobre diversas rellenadoras y potabilizadoras, encontrando que algunas cumplen con los estándares de calidad, mientras que otras no. Díaz Barriga Martínez enfatizó que no se pueden permitir aquellas que no cumplen con los requisitos establecidos.
El investigador señaló que es fundamental que estas empresas instalen plantas de ósmosis inversa, como mínimo, para asegurar que cumplan con las normativas y los estándares de seguridad del agua. Además, propuso la implementación de un monitoreo constante de los contaminantes en la zona metropolitana, evaluando la calidad del agua generada tanto por las potabilizadoras como por las pipas de empresas privadas y los botellones comerciales, ya que estos últimos suelen estar hechos de plástico.
Díaz Barriga Martínez hizo hincapié en la gravedad de la situación al compararla con un importante antecedente: el caso de las gasolinas que contenían plomo antes del siglo pasado. El plomo, al igual que los neurotóxicos presentes en el agua, afecta la capacidad intelectual de las personas. El investigador destaca que el costo de criar y educar a un niño con un coeficiente intelectual reducido es sumamente alto, además de que limita sus oportunidades de empleo.
El investigador de la UASLP resaltó que, según estudios realizados en San Luis Potosí, el flúor es incluso más perjudicial que el plomo. El grupo de investigación liderado por la doctora Jaquelin Calderón fue uno de los primeros en el mundo en demostrar esta relación, y se ha comprobado que la combinación de flúor y arsénico resulta aún más tóxica. Esta situación es preocupante ya que ambos contaminantes se encuentran presentes en el acuífero de San Luis Potosí.
Además de estos contaminantes, también se ha constatado que los microplásticos tienen un impacto negativo en el cerebro. Si la contaminación de la superficie está llegando al acuífero profundo, existen múltiples fuentes contaminantes, como los tiraderos clandestinos de basura, que agravan la situación, dijo.
Finalmente, Díaz Barriga Martínez advirtió que, aunque el cuerpo humano elimina rápidamente el flúor y el arsénico, estos causan un daño considerable. Por otro lado, los microplásticos permanecen en el cuerpo de por vida y se ha detectado su presencia en el tejido adiposo de mujeres.